‘Pornovenganza’ y ‘camfecting’, ciberdelitos emergentes que ponen en riesgo la intimidad


Esta semana volvió a encenderse la controversia debido a la filtración de fotografías privadas de reconocidas actrices como Jennifer Lawrence y Kate Upton. Estas fotografías, que las muestran en momentos privados, fueron extraídas de sus plataformas de almacenamiento online. Para lograrlo, los responsables de estos delitos digitales vulneraron los sistemas de seguridad o adivinaron las contraseñas, obteniendo acceso a contenido privado. No obstante, este no es más que uno de los tantos crímenes cibernéticos que proliferan en la actualidad.

El crecimiento de los aparatos electrónicos con acceso a la red ha dado lugar a técnicas cada vez más avanzadas para la comisión de delitos informáticos. A modalidades delictivas ya conocidas como el ciberacoso, el engaño digital (interacción engañosa con menores en Internet), el suplantación de identidad y el fraude electrónico (mails falsos que simulan ser entidades oficiales para robar sus datos), se suman nuevas formas de ataque que explotan el uso masivo de contenido multimedia y conexión wi-fi, generando un peligro latente.

Nuevas formas de vulnerabilidad

Uno de los ataques que genera más temor es el “camfecting”. En esta técnica, los atacantes infectan dispositivos ajenos y activan la cámara web sin el conocimiento del usuario, espionándolo sin su consentimiento. Otro delito en crecimiento es el “ransomware”, que consiste en el secuestro de información digital: los ciberdelincuentes ingresan a un equipo, bloquean documentos y solicitan dinero—frecuentemente en criptomonedas—para devolver el control al usuario.

Además, aunque aún no está plenamente tipificado como delito, la llamada “pornovenganza” ha generado un fuerte debate. Esta tendencia consiste en la difusión de material privado sin el consentimiento de la persona afectada, muchas veces como una forma de represalia. Relacionado con esto, el intercambio de contenido erótico—compartir material íntimo por celular—puede derivar en situaciones de abuso y extorsión, especialmente cuando menores de edad están involucrados. Según Pablo Rodríguez Romeo, “quienes comparten este contenido pueden ser víctimas de engaños, lo que hace que esta práctica se convierta en un delito cuando involucra a menores”.

La respuesta legal y las medidas de protección

En Argentina, un fallo reciente de la máxima autoridad judicial estableció que intervenir en comunicaciones privadas es ilegal. Ya en años anteriores, la Ley 26.338 había tipificado como acto ilegal la accesos no autorizados a emails, equiparándolo con la violación de correspondencia privada.

Un representante de Internet Society, advierte sobre la necesidad de proteger los datos personales: “Internet no olvida, por lo que debemos ser conscientes de nuestra huella digital”. En respuesta a estos desafíos, su organización ha desarrollado material educativo para ayudar a los usuarios a blindar su información.

Por su parte, un analista de seguridad en Kaspersky Lab, señala que uno de los principales errores es la desinformación tecnológica. “El problema no es solo la falta de información, sino el uso de herramientas inadecuadas que generan una falsa sensación de seguridad y exponen aún más a los usuarios”, advierte.

En diversos países, especialistas en derecho informático han trabajado en iniciativas como limpia tu nombre, dirigida por el experto un referente en la materia, quien recomienda buscar asesoramiento legal ante estos casos. Monastersky también encabezó la denuncia contra el grupo Camus Hacker, responsable de la publicación de imágenes íntimas de figuras públicas.

Algunas legislaciones ya han avanzado en la creación de leyes contra estos delitos. En Arizona, EE.UU., una nueva regulación penaliza la difusión de material íntimo sin consentimiento, estableciendo penas para quienes realicen este tipo de acciones.